Santa Brígida acoge la presentación del libro ‘El Fausto’

¿Qué tragedia sacudió al Fausto aquel mes de julio de 1968 durante aquella fatídica travesía entre Frontera y Tazacorte? ¿Por qué el pesquero desapareció hasta en tres ocasiones?  Y por qué la libreta encontrada junto al cadáver de uno de los tripulantes tenía las páginas arrancadas. Tal vez algunas de estas incógnitas encuentren respuesta en la charla que el periodista grancanario Luis Javier Velasco Quintana, autor de la primera monografía dedicada al caso –El Fausto. Historia y misterio de una tragedia-, dará una conferencia el 16 de mayo, en la Biblioteca Municipal de la Villa de Santa Brígida.

 El suceso, que motivó el mayor despliegue aeronaval de búsqueda en la historia de Canarias, sigue envuelto en un halo de misterio. Velasco Quintana, tras catorce años de investigación, admite que, a día de hoy, ninguna de las hipótesis planteadas logra convencer del todo.

Lo cierto es que esta tragedia marina tuvo como protagonistas a cuatro hombres de la isla de La Palma que jamás regresaron: Ramón y Eliberto Concepción Hernández, Miguel Acosta Hernández y Julio García Pino. En su libro, Velasco saca a la luz numerosos datos hasta entonces desconocidos. Uno de los elementos más inquietantes es una pequeña libreta, una especie de diario, que pertenecía a García Pino. En ella dejó un mensaje dirigido a su esposa con una petición enigmática: “Nunca le digas a Julín —su hijo de cuatro años— lo que me pasó”. Sin embargo, todas las páginas anteriores de esa libreta habían sido arrancadas, dejando tras de sí muchas preguntas sin respuesta.

Desparece tres veces

 El 20 de julio de 1968 el Fausto llegó al embarcadero de Las Puntas, en el municipio herreño de La Frontera, en donde descargó distintas mercancías. Zarpó la misma noche para llegar al puerto de Tazacorte, en La Palma, sobre las 9 de la mañana de ese mismo día. Ante el retraso de la pequeña embarcación, los familiares y amigos de los tripulantes alertaron de la desaparición del buque. Los Servicios de Rescate iniciaron los dispositivos de búsqueda. Distintos aviones sobrevolaron una amplia zona siguiendo la supuesta ruta. Poco a poco fueron ampliando el ratio de búsqueda, pero no llegaron a localizar ni a comunicarse por radio con sus tripulantes.

El 25 de julio, un barco mercante británico procedente de Sudamérica, llamado Duquesa, localizó el buque al oeste de La Palma y El Hierro, en un sitio extraño, en un brazo de mar que no suelen reflejar los mapas de Canarias. Según comunicó el buque inglés, los tripulantes se encontraban en buen estado y les suministraron víveres para que llegaran a La Palma esa misma tarde. Sin embargo, pasaron las horas y el Fausto nunca llegó.

Al día siguiente, el Mando Aéreo de Canarias reanudó la búsqueda con la participación de varios aviones que despegaron desde la Base Aérea de Gando, y la Marina ordenó la salida de varios buques que recorrieron meticulosamente la ruta. Un colosal dispositivo se empleó en esta búsqueda infructuosa, que finalmente resultaría la mayor operación de rescate que se ha realizado en toda la historia de Canarias.

Dos meses después, el 9 de octubre, un buque italiano encontró el barco abandonado. En el interior del navío, un cadáver desnudo en la sala de máquinas. Sin paradero de los otros tres tripulantes, remolcaron el barco hacia Venezuela. Casi dos días después, los italianos informaron de que el pesquero había vuelto a desaparecer.

Nota: la entrega y dedicación de Velasco Quintana al incidente del Fausto han sido reconocidas con varios homenajes. En el Muelle Viejo de Tazacorte se ha instalado una placa conmemorativa en honor a los desaparecidos, mientras que en Punta Grande se ha erigido un conjunto escultórico que perpetúa la memoria de los cuatro marineros palmeros desaparecidos desde ese mismo enclave.